Cuando Israel entró en Canaán, el Señor le ordenó que asignase ciudades a los levitas en todas las diferentes tribus. Así podría instruirse a todo el pueblo en los caminos de la justicia. Pero los israelitas parecen haber prestado poca o ninguna atención a la orden. En realidad, ni siquiera echaron a los cananeos, sino que vivieron entre ellos (Juec. 1: 21, 27, 29-33). Después de pocos años, los levitas -que no habían recibido una heredad específica- se hallaron sin empleo. Hasta Jonatán, el nieto de Moisés (ver com. Juec. 18: 30), visitó la casa de Micaía el efrainita "donde moraba" y pudo "encontrar lugar" (Juec. 17: 5), y llegó a ser sacerdote para la "casa de dioses" de Micaía (Juec. 17: 5). Finalmente robó las imágenes de la casa de Micaía y se fue con los migratorios descendientes de Dan para ser su sacerdote (ver Juec. 18). De esa manera, en un tiempo cuando "cada uno hacía lo que bien le parecía", Israel violó el plan de Dios de que los levitas instruyesen al pueblo en sus caminos, y pronto cayó en los hábitos de ignorancia y superstición de los paganos que lo rodeaban. Seis veces durante el período de los jueces Dios procuró despertar a su pueblo respecto del error de su camino, al permitir que fuese subyugado por las naciones circunvecinas. Pero poco después de cada liberación de la servidumbre, volvía a caer en la indiferencia y la idolatría.
El intercambio de las pertenencias en el versículo 4 era una forma de comenzar una relación de amistad. En ese momento existía una notable diferencia entre la clase social del uno y del otro. Jonatán era de la realeza y David un simple campesino. Es por eso que este intercambio de ropa y armas de guerra tiene un significado profundo.
Según la Biblia Comentada de los Profesores de Salamanca entre los orientales, la personalidad abarcaba también los vestidos (2 Rey. 2:13- Rut 3:9); al entregarle sus vestidos quiere Jonatán darle a entender que se daba a sí mismo.
Jonatán le regala su túnica, capa real, espada, arco y cinturón con lo que se puede entender también que estaban realizando un pacto, algunos comentadores proponen “el pacto de sal” (Num. 1819- 1 Crón. 13:5).
El Comentario Bíblico Moody, en el vol I la página 289 menciona el intercambio de armaduras registrado entre Glauco y Diómenes cuando se encontraron ante Troya y confirmaron así la promesa de antigua amistad familiar (Homero, La Ilíada VI. 230).
Es interesante destacar que algunos Comentarios Bíblicos consultados no hacen aportes a la unidad de texto que se está analizando, arrancan directamente comentando a partir de 1 Samuel 18:6.
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